CONTAMINACIÓN DEL AGUA POR MINERÍA
Un aspecto esencial de la gestión ambiental, tanto pública como privada es la necesidad de obtener el mejor rendimiento posible de los medios humanos y materiales disponibles. Ello requiere la capacidad de dirigir los esfuerzos hacia aquellos factores que implican un riesgo mayor y de cuyo control se puede obtener el mejor beneficio en términos de calidad ambiental. La tarea de seleccionarlos demanda, aparte de experiencia y criterio, un buen conocimiento científico del "funcionamiento" de los sistemas físico-biológicos en general, así como de la manera específica en que ellos actúan en un ámbito geológico y geográfico determinado.
Los procesos mineros afectan gravemente los recursos hídricos en todo el mundo. Se utilizan enormes cantidades de agua que son irrecuperables.
Una familia campesina utiliza en promedio 30 litros de agua diarios.
Una familia de la urbe: 200 litros de agua diarios.
Una compañía minera : 250.000 litros por hora
Los efectos ambientales de la minería en general comienzan con las excavaciones subterráneas o a cielo abierto. Las primeras, menos visibles, pueden en cambio aumentar en órdenes de magnitud la superficie de roca expuesta a reacciones químicas roca/agua/aire. En el caso de los yacimientos metálicos sulfurados, ello favorece la generación de drenaje ácido y la consiguiente solubilización de metales pesados, que pasan así al drenaje subterráneo y de éste al superficial. Las excavaciones a cielo abierto, aunque exponen una superficie menor a las mismas reacciones, pueden dar lugar formación de un pequeño lago al término de la vida de la mina, que también puede convertirse en un intermediario en la contaminación del drenaje subterráneo.
El tratamiento de los minerales de cobre y de oro puede efectuarse por métodos de lixiviación química o bien por técnicas pirometalúrgicas, precedidas por su concentración por flotación. La lixiviación se utiliza para los minerales oxidados de cobre, así como para el oro "libre" diseminado en otros minerales. En el caso del cobre, se utiliza ácido sulfúrico, el que solubiliza el cobre en su forma iónica (Cu2+), de la cual es posteriormente recuperado mediante reducción con chatarra de hierro o, modernamente, por la acción de acomplejantes orgánicos y electroobtención. El residuo del proceso de lixiviación del cobre está constituido, por lo tanto, por residuos ácidos. Este proceso también puede ser aplicado a minerales sulfurados (no oxidados) ricos en calcosina (Cu2S), en cuyo caso se forman pilas de mineral que se exponen a la acción oxidante de las bacterias (biolixiviación), permitiendo así su solubilización con ayuda de ácido sulfúrico.
A diferencia de la lixiviación del cobre, que requiere de un medio ácido, la del oro se efectúa en condiciones alcalinas, que son necesarias para la estabilidad del cianuro CN-, agente acomplejante del oro. En consecuencia, sus residuos tienen reacción básica (Smith, 1994).
Finalmente, también los residuos de la concentración de minerales sulfurados, que se depositan en los denominados "tranques de relaves" (balsas de estériles), tienen reacción básica. Ello implica, por ejemplo, que las aguas de los tranques de relave de nuestros grandes yacimientos sulfurados de cobre, como El Teniente, tengan elevadas concentraciones de molibdeno. Tales concentraciones, del orden de un gramo por tenelada, se deben tanto al contenido de molibdenita de las menas, como a la solubilidad del Mo bajo forma de ion molibdato, en condiciones oxidantes alcalinas. Tanto en el norte como en el centro del Chile, existe un elevado número de depósitos de relaves, en su mayoría abandonados.
Tomando de : http://www.ucm.es/info/crismine/Aguas_contaminacion_Chile/Contaminacion_aguas_Chile.htm
Contaminación por metales
Las aguas procedentes de las industrias como la minera, la de recubrimientos metálicos, las fundidoras y otras más contaminan el agua con diversos metales. Por ejemplo, las sales de metales como el plomo, el zinc, el mercurio, la plata, el níquel, el cadmio y el arsénico son muy tóxicas para la flora y la fauna terrestres y acuáticas.
Las normas oficiales mexicanas contra la contaminación ambiental (publicadas en el Diario Oficial del 18 de octubre de 1993) consideran metales contaminantes del agua (en orden de importancia por su abundancia) a:
Las normas oficiales mexicanas contra la contaminación ambiental (publicadas en el Diario Oficial del 18 de octubre de 1993) consideran metales contaminantes del agua (en orden de importancia por su abundancia) a:
1. Aluminio 2. Plata 3. Cadmio 4. Arsénico 5. Cobre 6. Fierro 7. Mercurio 8. Cobalto 9. Vanadio 10. Manganeso 11. Níquel 12. Zinc 13. Magnesio 14. Antimonio 15. Cromo 16. Selenio 17. Titanio 18. Berilio 19. Estaño 20. Boro 21. Molibdeno 22. Tungsteno 23. Germanio 24. Bismuto 25. Plomo 26. Telurio
Las sales solubles en agua de los metales pesados como el plomo, cadmio y mercurio son muy tóxicas y acumulables por los organismos que los absorben, los cuales a su vez son fuente de contaminación de las cadenas alimenticias al ser ingeridos por alguno de sus eslabones. Al ser ingeridos por el hombre en el agua y alimentos contaminados por los compuestos de mercurio, plomo o cadmio le provocan ceguera, amnesia, raquitismo, miastenia o hasta la muerte.
También se desechan aguas residuales industriales que contienen sustancias muy tóxicas como los cianuros que son arrojados a las alcantarillas por industrias dedicadas a la galvanoplastia o a la refinación y limpieza de metales.
Los procesos para reciclar y extraer del aire, del agua o del suelo a los contaminantes de los metales pesados como el plomo, el mercurio y el cadmio son muy costosos, por lo que hay que evitar arrojarlos al medio ambiente, además de los graves daños que causan en los seres vivos.
Los procesos para reciclar y extraer del aire, del agua o del suelo a los contaminantes de los metales pesados como el plomo, el mercurio y el cadmio son muy costosos, por lo que hay que evitar arrojarlos al medio ambiente, además de los graves daños que causan en los seres vivos.